OSHO: Todo el mundo tiene miedo a la intimidad
Todo el mundo tiene miedo a la intimidad. Otra cosa es si eres o no consciente de ello. Intimidad significa exponerte ante un desconocido. Todos somos unos desconocidos, nadie conoce a nadie. Incluso somos unos desconocidos para nosotros mismos, porque no sabemos quien somos.
La intimidad te acerca a un desconocido; tienes que despojarte de tus defensas, sólo entonces la intimidad es posible. Y el miedo es que si te despojas de tus defensas, de todas tus máscaras, quien sabe lo que un desconocido puede hacer contigo.
Todos nosotros estamos ocultando mil y una cosas; no solamente las ocultamos a los demás, también a ti mismo. Porque hemos crecido en una humanidad enferma, con toda clase de represiones, inhibiciones, tabús. Y el miedo es a abrirte con alguien que es un desconocido –y no importa, puedes haber vivido con esa persona treinta o cuarenta años pero sigue siendo un desconocido–. Te sientes más seguro manteniendo tus defensas, manteniendo una cierta distancia, porque alguien puede aprovecharse de tu debilidad, de tu fragilidad, de tu vulnerabilidad.
Todo el mundo tiene miedo a la intimidad. El problema se complica porque todo el mundo quiere intimidad. De otro modo estás solo en este universo, sin un amigo, sin un amante, sin alguien en quien poder confiar, sin alguien en quien poder abrir todas tus heridas. Y las heridas no pueden curarse a menos que se abran. Cuanto más las ocultas más peligrosas se vuelven; se pueden volver cancerosas.
La Intimidad es una necesidad esencial, por eso todo el mundo la anhela. Y quieres que la otra persona se desprenda de sus defensas, se vuelva vulnerable, abra todas sus heridas, se desprenda de sus máscaras y falsas personalidades, se quede desnuda tal cual es. Pero a la vez tienes miedo a la intimidad, a desprenderte de tus defensas ante la persona con la que quieres intimar.
Este es uno de los conflictos entre los amigos, entre los amantes: nadie quiere desprenderse de sus defensas, nadie quiere ser sincero, abierto, quedarse completamente desnudo, aun cuando ambos necesitan intimar.
A menos que te desprendas de todas tus represiones e inhibiciones adquiridas a través de la religión, la cultura, la sociedad, los padres, la educación, nunca serás capaz de intimar con alguien.
OSHO, "The Hidden Splendor"