Cómo abordar la herida de abandono para poder crear vínculos sanos de amor e intimidad
¿Por qué las relaciones de pareja generan tanto dolor? Cuando nuestra pareja no nos entiende, nos ignora, nos rechaza o nos deja, no solamente sentimos el dolor de la desconexión con ese ser humano, sino que ese evento nos pone en contacto con el dolor de nuestro niño/a interior; con muchas situaciones en las que ese niño o esa niña se sintió desconectada, abandonada o privada del amor que necesitaba.
La activación de la herida de abandono nos conecta con experiencias dolorosas de nuestra infancia y adolescencia donde nos faltó la conexión, la presencia, el cariño, la escucha, la comprensión o el apoyo que necesitábamos. ¿Cómo reaccionábamos ante esa privación? Al principio expresando nuestro dolor y reclamando conexión y afecto. Pero si nuestros progenitores no estaban presentes, nos ignoraban, nos censuraban o nos humillaban, si nadie nos acogía, nos abrazaba, nos escuchaba y nos daba el cariño y el apoyo que necesitábamos, ¿qué podíamos hacer? Para protegernos, nuestro organismo empezó a disociarse, a congelarse emocionalmente, a reprimir el dolor y dejar de expresar las necesidades emocionales.
Posteriormente, para no volver sentir el dolor del desamor, nos acorazamos y nos dijimos: «Yo no necesito a nadie». Y aunque han pasado muchos años y anhelamos amar y ser amados, evitamos –a menudo inconscientemente– crear vínculos profundos de amor e intimidad.
Cuando la herida de abandono sabotea el amor y la intimidad
Una de las causas que impulsa a un ser humano a emprender un viaje de sanación y autodescubrimiento es darse cuenta de que su vida se ha convertido en un esfuerzo inútil para intentar llenar un vacío. Para otros es sentirse esclavos de una necesidad apremiante de atención, conexión, aprobación, amor o sexo. Para otros es el cansancio de tener que estar constantemente ocupados para huir de si mismos.
Cuando en los primeros años nos ha faltado amor y acompañamiento emocional, sentir nuestras carencias nos resulta abrumador, porque nos pone en contacto con el dolor de nuestro niño/o interior. No abordar adecuadamente las heridas emocionales genera relaciones conflictivas, vínculos de codepenencia, interacciones superficiales, patrones evitativos o aislamiento. Para evitar sentir el dolor de nuestro corazón, intentamos estar muy ocupados, anestesiarnos con sustancias o actividades que nos ayudan a evadirnos o usamos las relaciones para escapar del malestar interior.
¿Qué tipo de vínculos podemos crear cuando estamos huyendo de nosotros mismos? El problema se agrava porque, al huir de nosotros mismos, sin darnos cuenta, nos estamos abandonando. Sentirnos emocionalmente abandonados en el pasado fue muy doloroso, pero abandonarnos a nosotros mismos lo es todavía más. Muchas personas no entienden lo que eso implica, porque es lo único que conocen. Desde muy pequeños tuvieron que abandonarse para colmar unas expectativas externas y nunca han vuelto a casa; de hecho, la idea de «volver a casa» (a su centro) no tiene ningún sentido, hasta que empiezas a ser consciente del dolor que implica haberte abandonado.
Emprendiendo el camino de regreso a ti
El dolor más grande que un ser humano puede sentir no es la pérdida de un ser querido, una separación o no haber recibido suficiente amor en la infancia, es el dolor de haberse abandonado a sí mismo/a, de haberse desconectado de su verdadero ser tratando de ser alguien que no es. Perder el contacto con nuestra naturaleza esencial –nuestra fuente de amor interna–, nos impide reconocernos y nutrirnos internamente, generando un profundo vacío interior.
De adultos tratamos de llenar ese vacío a través de relaciones, distracciones, información, redes sociales, comida, trabajo, sexo, religión, búsqueda de reconocimiento, poder, dinero, adicciones, etc. Pero nada puede llenar ese vacío. Solamente abriendo el corazón, sintiendo y acogiendo amorosamente a nuestro niño/a interior herido, dándole el cariño, la escucha, el respeto y el reconocimiento que necesita, emprendemos el viaje de regreso a nuestra naturaleza esencial, transformando el dolor y la carencia en amorosa presencia.
Extracto del libro: 'Sanar el corazón'.
Despertar el maestro interior
y sanar las heridas emocionales
Ketan Raventós Klein
- Ediciones Gaia -